venerdì 1 febbraio 2019

 
 


La contramina del Baluarte de las Islas

Se accede a ella bajando dos empinadas escaleras de piedra dotadas de pequeños nichos, excavados en las paredes laterales, donde se colocaban antorchas destinadas a iluminar las gradas. Proyectado por el ingeniero militar Pietro Antonio Tomasello originario de Padua, se construyó alrededor del 1530.

Es una galería con el tejado bajo - que se puede recorrer solo agachado - que avanza a lo largo del perímetro del baluarte. Esta galería, de una altura media de 1 metro con 60 cm, y aproximadamente un metro de ancho, en algunos tramos cuenta con pequeños habitáculos - algunos con planimetría cuadrada y otros rectangular - en que se alcanzan los dos metros de ancho.

En la contramina (“contromina”), en caso de asedio, los defensores tenían que vigilar pacientemente la eventual presencia del enemigo que se podía percibir a través del sonido de los golpes de pico. En efecto, para atacar el baluarte el enemigo hubiera tenido que excavar con el máximo secreto una galería subterránea (mina) para aproximarse poco a poco a los cimientos del baluarte, donde a su vez hubiera tenido que colocar potentes cargas explosivas capaces de desintegrar los imponentes muros. Los conductos proyectados por el ingeniero Tomasello (“catùsi”) tenían como objetivo neutralizar al enemigo en la eventualidad de que éste hubiera invadido la contramina. A través de dichos conductos, que del pavimento de la planta superior llegaban al techo de la contramina, los defensores liberaban sustancias asfixiantes capaces de matar a las tropas asediantes.

La parte final de la contramina presenta una empinada rampa de escalones que permite subir a la planta superior, pero actualmente la salida está emparedada.

La contramina del baluarte de las Islas fue posteriormente dotada de una abertura que la comunicaba con el exterior de la ciudad amurallada y más exactamente con la parte alta de la actual “Subida Portilla”. La comunicación con la parte exterior la atestigua un plano que se remonta a la primera mitad del siglo XIX y publicada en 1992 por LilianeDufour en su “Atlante Histórico de Sicilia”.